lunes, 18 de diciembre de 2006

Quién se ha ievado mi rastrillo?


que no puedo nivelar el suelo donde piso. que no puedo desmenuzar la congoja de la superficialidad. que no puedo enseñar los dientes. que araño. que me desgarro
¿quién se ha ievado mi rastrillo?

Perro viejo

aprendiste las reglas. ahora sabes las excepciones, viejo.

martes, 12 de diciembre de 2006

Porque es lo único que me queda de aquello,

no tengo ni la más mínima intención de soplar.

No hay nada que hacer. Las velas acabarán por deshacerse, un año más, sin soplar. Me niego. Que el guardia espere sentado. Que el humo asfixie mis pulmones, no voy a soplar. Ni detrás de la oreja, ni flequillo que estorbe, ni gaitas¡¡¡ No más rojo pasión lacado, ni rosa, ni brillo. Acumularé libros polvorientos. Los abuelitos no nevarán mis veranos. Ni aires de libertad. Ya no más, ya no más suspirar.

Empujaré los polvos mágicos de entre los dedos a sacudidas mientras las ascuas palidecen. Espero no encontrarme en peligro Willy. No volveré a contemplar la gran caída del castillo¡¡¡ de naipes¡¡¡ Pues siento, sentidamente, que es lo único que derribo. Porque no levanto tu tejado, ni le gano un pulso al árbol en mí enraizado, ni pincelo dunas en Kasbah, ni le indico al pico el cardinal, ni ero ni siono. Porque no soy capaz de doblar alambrados, ni borro huellas, ellas permanecen detrás.

Que sí¡¡ Que los globos no explotarán¡¡¡ Si las motitas se harán compañía¡¡¡ No derrumbaré más casitas, ni mataré más suegras. Si vistiera de negro adiós a un resultado definitivo en el campo. Y la pestaña... la pestaña o tobogán por la mejilla o ahí¡¡¡ ahí castigada toda la mañana¡¡¡ Aunque la sopa me queme la lengua, no soplaré¡¡¡ No jugaré ni de lejos con la espuma ¿Habrá pluma que me roce?


Ya no tengo aliento para escribir frases en espejos. No voy a “poner la boca así como si fueras a beber”. Porque cogí aire para tomar fuerzas y es lo único que me queda de ese sueño cuando aún parecía tocarlo. Porque, con mucho cariño y sin seriedad, esto es lo único que queda de mí, una ilusión y mucho aire. Por eso no voy a soplar. Renuncio a las pompas de jabón¡¡¡ Y con menos céfiro en movimiento, a ver si todo a mi alrededor queda estático para poder mirarlo, sin que nadie me sople. Y que no suene la flauta, ya no hace falta, me sé la melodía de memoria, también la tengo guardada. Aunque esto no le baste al minutero. Ése, el que no se cansa. Es él el que hace años camina en círculos¡¡¡ reprocharme esto... Para qué engañarme, sólo me queda aire. No lo quiero soplar. Si usted pasó cerca al coger la bocanada y se dejó algún germen en el ambiente que quiera recuperar (hay gente para todo) pase a recogerlo cuando expire (me gustan las amapolas).