realmente es una pena no ser Epicuro ni tener en la puerta de casa una inscripción que diga "húespedes, estaréis bien aquí, pues aquí el bien supremo es el placer". Y vomitaba dos veces al día. Pero sin linternita. Y pidiendo a sus amigos que le enviaran un trozo de queso.
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realmente es una pena no ser Epicuro ni tener en la puerta de casa una inscripción que diga "húespedes, estaréis bien aquí, pues aquí el bien supremo es el placer". Y vomitaba dos veces al día. Pero sin linternita. Y pidiendo a sus amigos que le enviaran un trozo de queso.
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